lunes, 6 de diciembre de 2010

"Perdiendo el control"


En momentos oscuros mi mente se nubla y ahoga en el humo de mi ira.
Aun sigo sin comprender del todo, y sabiendo del todo, no quiero saber nada.
Dichosa ignorancia de los que sufren algunos, envidia les tengo
al poder pensar sin saber qué viene.
Hacia el horizonte quiero ver, pero mi vista me permite ver lo que
realmente no es.
Mas allá de mi realidad existe otra que descuadra mis parámetros.
Destruyendo mi cordura, analizando la incoherencia,
un mundo que se acerca mientras se cae a pedazos.

Luz en el horizonte, mas allá del ojo de la tormenta.
Como la primavera que debe seguirle al invierno, le sigue mi sangre
a su corazón.
Ocho mil cuatrocientos veintidós espadas colgadas en la pared
de mi consciencia. Todas apuntando al mismo cerro,
al mismo monte de Gedo.

El veneno me recorre, me consume, me atrae y me destruye.
Mas su sabor a miel me recuerda promesas rotas y lágrimas derramadas.
No hay peor loco que aquel que esta más cuerdo que todos juntos.
Y aun así los demonios imploran libertad en la mano de los dementes.
El telón negro rojizo cae a 1000 por hora, y aun así parece una eternidad.
Muerte lenta pero segura.

Como prosa en verso, como verso en prosa; de la misma forma
cuento mi vida, y cuento la vida.
Hasta que los ciegos vean y los tuertos los envidien.
Hasta que los tiros ruidos sean, y los filos ríos corten.
Hasta esa entonces, que me coma a pedazos la vida destructora,
una vida maldita que por ser vida es una bendición.
Quién entiende a los demonios cuando gritan ángeles.
Y aun así mantengo la cordura.
Que Dios nos libre de nuestros pecados.

"Uno es loco hasta que alguien más lo entiende."

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