lunes, 18 de julio de 2011

Ciego


A estas alturas del destino,
cuando creí que había aprendido todo.
En el momento en que pensé que todo
estaba logrado, que solo faltaba esperar;
aprendí que no sabía nada.

Y como viajero con un mapa antiguo me
perdí en mi vida sin saber a dónde ir,
qué hacer, cuál era el siguiente movimiento.
Me perdí y me caí en un hoyo profundo que no
conocía, y fui feliz.

Aprendí a caminar con piernas nuevas,
bajo una luz nueva de un nuevo trecho.
Me caí y sufrí muchas veces,
pero los gozos que tuve y las intensas
alegrías pudieron más que todo el amargo.

Dios me dio ojos nuevos y un mundo mejor.
Me enseño la Verdad y lo que en verdad (Yo) Soy.
Me mostró que el futuro no es lo que se ve,
sino lo que se vive.
Que Yo como hombre tengo la capacidad de
apuntar la espada de mi destino
hacia donde quiero ir.
Aprendí que el propio corazón de metal
se puede derretir con el calor del cariño.

Ahora ya no me siento tan ciego,
ahora veo el horizonte.
Apenas distingo una luz como el sol.
Pero lleno de amor y calor por dentro,
estoy listo para volver a mi camino
y seguir aprendiendo.
¡Gracias Dios porque siempre me escuchas!

"Lo más importante no es saberlo todo, es tener ganas de aprender."